Me resultas peligroso a veces... No entiendo cómo no puedo dejar de sentir el aroma de tu piel...
Cómo me desvelo cuando duermes a mi lado, no puedo concebir el sueño si estás allí.
No entiendo por qué no puedo desprenderme de tu piel...
Y siempre caigo irreversiblemente a las cenizas dispersas de tu anatomía...
Me licúas, me resblandeces...
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